El bocadillo de calamares es mucho más que un simple sándwich. Es un ícono de la gastronomía madrileña, un bocado que resume la esencia de la capital española en cada mordisco. Imagina una barra de pan crujiente, rellena hasta los topes con anillas de calamar recién fritas, doradas y tiernas. Cada bocado es una explosión de sabor, una combinación perfecta de lo crujiente y lo suave.
Ingredientes:
- 500 gramos de anillas de calamar
- 1 cucharadita de sal
- 100 gramos de harina
- Aceite de oliva suave para freír
- 2 barras de pan
- Mayonesa para acompañar (opcional)
- Limón para acompañar (opcional)

Preparación:
- Salar y enharinar: Salar las anillas de calamar y pasarlas por harina, asegurándote de que queden bien cubiertas por una capa fina.
- Freír: Calentar abundante aceite de oliva en una sartén. Freír las anillas de calamar hasta que estén doradas y crujientes. Escurrir sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite.
- Montar el bocadillo: Cortar las barras de pan por la mitad. Rellenar cada mitad con las anillas de calamar recién fritas.
- Servir: Servir inmediatamente, acompañado de mayonesa y rodajas de limón al gusto.
Consejos:
- Harina: Utiliza harina de trigo común. Es importante que la capa de harina sea fina y uniforme para que el rebozado quede crujiente.
- Aceite: Utiliza abundante aceite caliente para freír los calamares. Esto hará que queden crujientes por fuera y tiernos por dentro.
- Pan: Puedes utilizar el tipo de pan que más te guste, pero el tradicional es una barra de pan.
- Acompañamiento: Además de la mayonesa y el limón, puedes acompañar el bocadillo de calamares con una salsa alioli o una salsa tártara.
Origen y evolución:
- Raíces religiosas: Aunque su origen exacto es un poco difuso, se cree que el bocadillo de calamares surgió como una alternativa a la carne durante la Cuaresma y otras épocas de ayuno religioso. El pescado, especialmente el calamar por su bajo precio y ausencia de espinas, se convirtió en una opción popular.
- Siglo XVIII: Primeros indicios: A partir del siglo XVIII, con la mejora de las comunicaciones y la demanda de pescado en la capital, se empiezan a ver los primeros indicios de este bocadillo. La «Calzada Real» y los pozos de nieve jugaron un papel clave en el transporte y conservación del pescado.
- Siglo XX: El boom: Sin embargo, es en el siglo XX, especialmente en los años 60, cuando el bocadillo de calamares experimenta un verdadero auge. El bar El Brillante se convirtió en un referente y popularizó este bocadillo por toda la ciudad.
- Fast food castizo: Los jóvenes adoptaron rápidamente este bocadillo como una opción rápida y sabrosa, convirtiéndolo en el «fast food» castizo por excelencia.
¿Por qué Madrid?
- Ubicación estratégica: Madrid, al estar en el interior, tenía una gran demanda de pescado. Los calamares, por su precio y facilidad de preparación, se convirtieron en una opción ideal.
- Cultura taurina: La tradición taurina madrileña, con sus largas tardes en la plaza, también contribuyó a popularizar este bocadillo como un tentempié rápido y energético.
Características distintivas:
- Ingredientes simples: Pan, calamares, aceite y sal. A pesar de su sencillez, la calidad de los ingredientes y la forma de freírlos marcan la diferencia.
- Textura crujiente: Los calamares deben estar bien fritos, crujientes por fuera y tiernos por dentro.
- Acompañamiento: Se suele servir solo, aunque algunos prefieren añadirle un poco de limón.
El bocadillo de calamares hoy:
- Icono madrileño: Es uno de los símbolos más reconocibles de la gastronomía madrileña, presente en casi todas las barras de tapas.
- Turismo gastronómico: Millones de turistas visitan Madrid cada año y muchos incluyen el bocadillo de calamares en su ruta gastronómica.
- Evolución: Aunque mantiene su esencia, han surgido variantes y presentaciones más elaboradas, pero el bocadillo tradicional sigue siendo el favorito.